El respeto por los no fumadores


Siempre me he preguntado por qué en México las preferencias de los fumadores han estado por encima de las de los no fumadores en todos los espacios y en todos los momentos. Durante mucho tiempo fue políticamente incorrecto decirle a un fumador que prendía su cigarro sin el menor recato, que su humo le molestaba a las personas en su entorno. Era bien visto que el fumador se molestase y que quien planteaba “la molestia” se sintiese mal por haberle expuesto su situación a la persona en cuestión. Posteriormente se procedió a separar en algunos restaurantes las zonas de fumar de las de no fumar, recluyendo a los no fumadores al rincón y finalmente se prohibió fumar en las oficinas de gobierno y en algunas empresas (hecho, por cierto, no respetado en todas las oficinas gubernamentales). 

El debate en torno al cigarro me parece que durante mucho tiempo expresó  una parte negativa e intolerante de la cultura de l@s mexican@s. Claro que los fumadores tienen derecho a fumar y a hacerse el daño que quieran, es su vida y su salud lo que está en juego. El problema es que su costumbre no les afecta exclusivamente a ellos, les afecta de manera directa a todas las personas, fumadores pasivos, que también fuman –aunque no quieran- el humo de los cigarros ajenos. El gusto por no fumar que tenemos muchas personas no les afecta a los que si tienen ese gusto; puede molestarles que se les diga directamente que se vayan a fumar a otro lado, pero no les produce enfisema pulmonar. El humo ajeno si lo produce. 

Existen por supuesto fumadores concientes, a los cuales reconozco y personalmente les agradezco su respeto, pero existen muchos que no lo son. Estos fumadores son profundamente intolerantes y no reconocen el derecho de otras personas a vivir en un entorno libre de humo de cigarro. Prenden sus cigarros en lugares cerrados, con niños y ancianos y con infinidad de personas que no quieren fumar y que tienen que inhalar forzosamente el humo ajeno. Si tienen que sentarse en zona de no fumar en un restaurante, piden permiso al gerente para poder hacerlo, y raras veces éste le dice que no al cliente (¿por qué será que en este país le tenemos tanto miedo a respetar las reglas y las leyes?). Si las personas que están en la zona le hacen algún señalamiento su respuesta es muy clara: “el gerente, o el dueño, me autorizó” y el contenido tácito que iría en el resto de la oración sería “…. Y tu opinión me tiene sin cuidado”. Increíblemente, estas personas señalan que sus derechos están siendo violados y que son discriminados

Reconozco que el hecho de que la Ley Antitabaco haya sido aprobada por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal me tiene muy feliz. Quisiera que la obligatoriedad empezase YA. Ni modo, tenemos que esperar un par de meses, para que conforme a la ley, empiece a funcionar. 

Hoy también fue aprobada en el pleno de la Cámara de Diputados el dictamen de la Ley Antitabaco a nivel federal, con 328 votos a favor, 35 en contra y 21 abstenciones. Con esto se reconocen las más de 60 mil muertes ocasionadas al año en el país por ese hábito, así como el costo para el sistema de salud. El sector público eroga más de 30 mil millones al año para atender los males derivados del tabaquismo y recauda 13 mil millones por concepto de impuesto al tabaco. Sólo falta que pase al Senado para su análisis y posible (cruzo los dedos) aprobación. 

En otros países la ley antitabaco es un tema del pasado y se han tomado medidas interesantes para proteger la salud de las personas. Por ejemplo, en Chile se fiscaliza el tema de la información y la promoción del tabaco, estableciendo una ley más severa y estricta tanto para las tabacaleras chilenas como para los fumadores. En Brasil se pugnó por retirar la publicidad de los cigarillos y el gobierno ordenó sacarla de las calles y reemplazarla por imágenes que mostrasen las consecuencias de fumar, como la impotencia sexual o personas con cáncer de pulmón. Los fumadores argentinos no tienen la posibilidad de acordar un espacio en el trabajo para encender un cigarrillo, e incluso, si a pesar de la prohibición algún empleado fuma, puede ser despedido de su lugar de trabajo inmediatamente.

En fin, parece que México avanza en este rubro, y con ello se defienden los derechos de los no fumadores y se toman decisiones de largo plazo a favor de la salud. 

¡Enhorabuena!

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