Así lo vivió Luis Carlos Ugalde

1. A manera de preámbulo

El testimonio de Luis Carlos Ugalde en Así lo viví me parece valioso y necesario en un país en el que el silencio, la complicidad y la simulación han sido una constante. El Presidente Consejero del IFE durante las elecciones más competidas y conflictivas en la historia reciente del país narra, literalmente, como vivió el proceso electoral del 2006 desde que fue nombrado a su puesto en 2003 y su salida en el 2007. 

En México no existe la tradición de contar las historias desde el poder visto por los actores principales. En otros países, Estados Unidos, Francia, España por ejemplo, es algo normal y común que quienes participan en la política o en las altas esferas de la toma de decisiones cuenten su experiencia y punto de vista al respecto. En nuestro país es algo relativamente reciente y no es bien recibido del todo. Están las memorias de los expresidentes José López Portillo, Carlos Salinas de Gortari, Miguel de la Madrid, Vicente Fox; en fechas recientes apareció el libro de Jorge G. Castañeda y Rubén Aguilar, La Diferencia. Radiografía de un sexenio, Eduardo Sojo con Políticas Públicas en Democracia y ahora el de Luis Carlos. 

Me gusta el testimonio, saber lo que pasó, ver al ser humano planteando las preguntas e interrogantes que le acompañaron durante cada uno de los días en que ocupó el puesto. Su interpretación de los hechos es valiosa en si misma, independientemente de que estemos o no de acuerdo con él. En un pais en el que el diálogo es algo excepcional y en donde la descalificación va por encima del debate de la ideas, contar historias y proponer temas resulta algo excepcional. 

Su libro genera dudas y polémica. Bienvenido, es lo que necesitamos en México. Sólo aprendiendo a discutir, debatir, confrontar y respetar la diversidad es que podremos construir un verdadero diálogo democrático en México. 

2. Algunos de los temas a destacar

El panorama que presenta Luis Carlos tiene un aspecto que no sorprende en lo absoluto. Aparecen en sus páginas los políticos mexicanos de siempre, haciendo uso de ese viejo recurso de la política nacional: el gatopardismo. Hay que cambiar para no desaparecer y seguir haciendo lo mismo. Desfilan los personajes que cambian de camiseta para no perder el poder y para evitar salir del presupuesto en la medida de lo posible. ¿Será pragmatismo puro o simple cinismo? Quienes acusaron a López Obrador a principios de los noventa por tomar pozos petroleros y hacer un plantón que parecía interminable en el Zócalo capitalino se convirtieron en su grandes apologistas a partir del 2006. ¡Qué ironía!

Quedan preguntas respecto a la democracia mexicana en el aire. Una de las que más vueltas me ha dado en la cabeza es la concerniente a las reglas del juego en este país. Con el pretexto de que argumentar defender el estado de derecho es no “conocer a México” y pensar que vivimos en Suecia, los mexicanos estamos dispuestos a vivir en la excepción de la norma (así ha sido nuestra cultura política desde que somos nación independiente….). Hay que respetar la libertad de expresión y el contenido del Artículo 6º de la Constitución…. hasta que sea necesario. A mi en lo particular me parece poco propositiva la publicidad negativa, sin embargo, usarla es hacer uso de la libertad de expresión, me guste o no el contenido. El “limitar” las campañans negativas me parece un retroceso pues éstas no desaparecerán y lo que se está haciendo –y en eso coincido plenamente con el autor- es proteger a los partidos políticos y a sus “impolutos y casi santos” candidatos. ¿Y la ciudadanía? Por supuesto que a nadie le importa. Sigue siendo considerada una menor de edad a la que hay que cubrirle los oídos para que no escuche malas palabras o verdades que le puedan incomodar. Por supuesto que estamos a años luz de tener una ciudadanía ideal, bien informada, que compare posiciones y tome decisiones en función de la evaluación que hace de la información que recibe. La pregunta es ¿hasta cuándo será considerada como adulta y mayor de edad, responsable de sus acciones y decisiones? Parece que el interés de los políticos (en el congreso, Ejecutivo, partidos políticos) es seguirlos protegiendo de manera indefinida hasta que (quién sabe cuándo) un buen día “amanezca” con actitud y capacidades de adulto corresponsable.

¿Hasta cuándo rendirán cuentas los partidos políticos del uso que hacen con los dineros que les damos los mexicanos? La pregunta aplica para los legisladores y muchos funcionarios a todos los niveles de gobierno: federal, estatal y municipal. Parece que pedir cuentas es un “abuso de confianza” y los políticos y funcionarios se ofenden si se les pregunta. Efectivamente, no es una práctica común y felizmente se sentó un precedente en el gobierno del Presidente Fox, perfectible por supuesto, pero se dieron los primeros grandes pasos a favor de la transparencia. 

Los teóricos de la democracia coinciden en señalar que no existe democracia plena ahí en donde los procesos son oscuros y en donde no hay claridad respecto a las decisiones y uso de los recursos. En México la transparencia se da a medias y si bien no siempre se dicen mentiras (bueno, bueno, hay que quedarse con el beneficio de la duda), estamos acostumbrados a medias verdades o a simplemente omitirla (los apologistas de la simulación dirán que no es lo mismo que mentir). ¿Se puede ser medio democrático? Vivimos un régimen formalmente democrático en donde hay elecciones, libertad de expresión e instituciones que empiezan a rendir cuentas. En los hechos, sin embargo, y a decir por el tipo de partidos políticos y personas que participan en ellos, el diálogo, las acciones y sus consecuencias son todo menos democráticos. ¿Se es democrático por autocalificarse así y por creer que se dice la verdad única y absoluta?

3. A manera de conclusión 

En fin. Son muchos los ángulos desde los que puede analizarse y criticarse Así lo viví. En todo caso, el libro de Luis Carlos me parece uno de los muchos pasos que en este país pueden contribuir a transparentar la política (sorry Maquiavelo, sé que no estarás de acuerdo conmigo y estarás pensando que mi ingenuidad es supina), a consolidar un diálogo auténtico en el que las ideas sean las que determinen el contenido y no los caprichos, y en donde podamos conocer directamente de la voz de quienes participan en la política qué es lo que sucede. Hablan mucho quienes no están adentro de las instituciones y de los procesos –eso es válido y plausible- pero es absolutamente necesario conocer la visión e ideas de quienes han estado directamente involucrados.

Aplaudo el esfuerzo y el valor para hacerlo.

Comentarios

Javier Adán ha dicho que…
Gracias por tu coment. Miraré lo que me dices.
LaClau ha dicho que…
Javier,
Gracias por la visita. Este es el link: http://conversacionesdecafe.blogspot.com/2008/01/el-arte-de-pintar-el-mar-aivazovsky.html, ya lo dejé en tu blog también.
Saludos,

Entradas populares